José Luis Oreja, máximo impulsor del ciclismo navarro en los últimos 40 años

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José Luis Oreja, máximo impulsor del ciclismo navarro en los últimos 40 años

José Luis Oreja, máximo impulsor del ciclismo navarro en los últimos 40 años

Fuente: El Blog de ÁNGEL INDA

«El 27 de febrero de 2014 falleció José Luis Oreja, figura clave del deporte de la bicicleta en la Comunidad Foral en los últimos cuarenta años.

Presidente de la Unión Ciclista Navarra, organizador de la Vuelta a Navarra y promotor de los distintos equipos de la Asociación Deportiva Galibier a través de su empresa de cromados, Oreja desarrolló un papel fundamental en el ciclismo foral como impulsor de eventos como los critériums de la Avenida de Bayona o las llegadas a Pamplona del Tour de Francia y la Vuelta a España.

Supongo que aquella mañana, cuando su alma llegó al cielo -porque la gente buena va al cielo- se habría producido una pequeña revolución, porque José Luis Oreja era en sí mismo una revolución. Todo vitalidad, todo ganas, imaginar, hacer, proyectar… Decía  en su funeral José Miguel Echávarri que a Oreja «no había Himalayas que se le resistieran». No se refería José Miguel a los ochomiles de piedra,  sino a esos que te pone la vida en su camino, que son bastante más difíciles de subir que esos montes infinitos. Y mira el bueno de José Luis subió unos cuantos.

MUY AMIGO DE LA CANALLESCA

Cuenta Luis Guinea, especialista en ciclismo. La muerte de cualquier amigo siempre te deja un poso de mal cuerpo, un pesar en el alma. Y en el caso de no poder despedirte en vida de ellos, más aún. Echaré de menos ese saludo nuestro que teníamos siempre que nos veíamos. «¿Qué cuenta la canallesca?» Con ese tono entre irónico y socarrón que se gastaba José Luis. Era como nuestro santo y seña, el quo vadis particular. A Oreja le estaré agradecido eternamente, porque fue junto al mítico José Javier Garayoa, Boliche, una de esas personas del ciclismo navarro que me acogió con cariño, y que me ayudó en todo lo que pudo en mis inicios periodísticos. Oreja era Oreja, contaba cosas, te daba pistas, habla con este, pregunta a fulano, recuerda este dato; también te tiraba de las orejas si metías la pata, pero lo hacia con ese carácter tan suyo… Me ayudó tanto y en tantas pequeñas cosas que necesitaría mucho espacio para agradecerlas todas.

Una de las últimas veces que estuve con Oreja fue en Sanfermines. Me fui a dar una vuelta en bici, y me lo encontré fumando -esos cigarros, José Luis….- debajo de un árbol, a la sombra, junto a Larraona. Se había tomado un respiro en el hospital, donde estaba ingresada su mujer. «Ahí vamos, hay que luchar…» Decía con ese gesto tan suyo, enmarcando las cejas y sacando un poco la mandíbula. Su mujer falleció a los pocos días. Oreja ha sido un luchador nato, la vida le ha puesto muchos ochomiles en el camino, nunca rehuyó a ninguno. Peleó y los subió todos. El de su corazón, el cáncer, y otros muchos para la mayoría desconocidos. A todos les supo plantar cara, hasta cuando las cosas pintaban muy mal, como en estos últimos meses. Siempre con ganas, siempre con ese optimismo, y esa vitalidad que parecía eterna, incombustible, inagotable y que ayer por la noche acabó apagándose.

Gracias  eternas José Luis por tu amistad, por tu ejemplo vital, por tantas pequeñas cosas en todos estos años. La canallesca te recordará siempre, y te echará mucho de menos, porque te queríamos un montón.»